La primera pregunta que me hago para este articulito es: ¿Tengo talento para la Literatura? No sé qué es el talento, ni en su definición semántica, ni lo que dicen los filósofos de él. No sé cómo se refleja el talento en la literatura; creo que intuyo que Borges tenía talento, pero no sé si es una visión parcial creada por mí o es una percepción real de lo que es el talento. No es mi intención escribir sobre quién tiene talento y quién no, no puedo ser juez en este asunto, sólo me gustaría saber cómo se siente alguien con talento.
Como no tengo manera de saber realmente si Poe se sentía especial, quizás en alguna noche de borrachera se sintiese superior, quién sabe; ni si Borges o Bolaño se sentían personas con talento, me temo que lo más sencillo sería preguntarme a mí mismo si tengo talento; pero me temo que es una pregunta demasiado pretenciosa, incluso para mí, por eso creo que voy a rebajar el nivel de la pregunta.

Lo más sensato, si me pongo introspectivo, sería analizar, con la honestidad como faro, si eso que yo escribo es realmente digno de ser leído por alguien, lo que ya sería un primer atisbo de talento. Sería bueno saber si mostrarle mis historias a allegados y conocidos podría ser considerado como una pequeña tortura psicológica. Como punto de partida creo que podría resultar. Después de ese primer paso, hay que seguir andando el camino de preguntas. La segunda, por lo tanto, sería: ¿Merece la pena lo que escribes?
Debo decir, a riesgo de parecer soberbio, que hay frases que escribo, incluso párrafos, que creo que realmente merecen la pena; también hay muchos otros textos que no lo son tanto, y algunos que son manifiestamente mejorables; luego existen otros que, sinceramente, no se los daría a leer ni a un enemigo —esos son devorados por la papelera de reciclaje—.
Yo no sé si tengo talento —lo que probablemente significa que no lo tengo—, pero sí sé que tengo cosas que decir y que puedo contarlas mejor de lo que lo he hecho hasta ahora; así que, surge una tercera pregunta: ¿Voy a seguir escribiendo? Tengo la sensación de que sí, voy a seguir contando mis historias y que voy a intentar hacerlo cada vez mejor, poniendo más de mi parte.
Mientras haya alguien que me lea, merecerá la pena.
Hola, Enrique.
La verdad es que has empezado fuerte. Esas tres preguntas nos la hacemos todos los que intentamos crear historias y nos la repetimos miles de veces. Al menos, yo me lo hago continuamente.
Las respuestas objetivas y firmes son imposibles. Cada uno lo verá desde su óptica y dependiendo de su confianza en sí mismo.
En mi caso, es todo muy negativo. Ya no tengo síndrome del impostor, lo soy sin ningún tipo de dudas. Sin embargo, creo que escribir puede ser una buena medicina para las cabezas bulliciosas como la mía. Si al hacerlo disfrutas y te sientes mejor, hay que seguir haciéndolo. Aunque no te lea nadie.
He tenido la oportunidad de leer «tu moto negra» y varios relatos que publicaste en Lektu y puedo decir, desde el punto de vista del lector, que tienes talento. Porque escribes de una forma especial, sencilla, pero efectiva. Sabes llegar adentro.
Siempre digo que considero un buen libro/novela/relato a aquel que te deja un buen sabor de boca tras leerlo y, todavía mejor, si quedan cosas en tu cabeza dando vueltas. Tus obras lo hacen.
Por eso, desde mi negativa visión propia como escritor, pero todavía ferviente lector, puedo decirte que NO DEJES DE ESCRIBIR.
Un abrazo.
Muchas gracias por comentar, Jose.
La verdad es que son preguntas que siempre nos rondan la cabeza. Una guía que sigo yo es que si me gusta a mí, podrá gustarle a los demás. Si yo me lo paso bien escribiéndolo, se transmitirá a los lectores.
Si te hace bien, como también es mi caso, adelante, no dejemos de escribir.