Hoy voy a hablar un poco sobre la libertad para opinar. Pero no como parte del derecho humano fundamental, sino de una manera más personal. Ya que no me estoy preparado para hacer un ensayo sobre este principio básico de la democracia, me he decidido a hacer una entrada de carácter íntimo. Intentaré explicar por qué me siento absolutamente libre para opinar sobre las novelas de los demás.

Si hay algo que me ha proporcionado cierta libertad para opinar sobre las novelas de otros autores es publicar mis obras. Ahora, cuando critico aspectos que me parecen negativos de una novela, siento que tengo las espaldas cubiertas con mis escritos. No digo que mis novelas sean mejores que las que critico, ni mucho menos, es simplemente que juego en igualdad de condiciones con el criticado. Si se siente vilipendiado, puedo decirle: «aquí está mi pecho, puedes apuñalarlo tú también». Tampoco digo que el que no escribe o publica no pueda opinar con total libertad, por supuesto, pero, personalmente, sí me he quitado esa excusa que se puede usar por parte del criticado: «prueba a hacerlo tú». Es como toda esa gente que critica a los jugadores de fútbol desde el sofá de su casa.
Creo que estar expuesto a que critiquen mis novelas me da cierta tranquilidad a la hora de hablar de las de los demás, pero, a la vez, me ha ayudado a hacerlo desde el respeto a su trabajo y desde la comprensión de lo que cuesta plasmar las ideas en palabras. El hecho de que se publique tu obra significa también que te expones a las opiniones de la gente, eso lo asumimos todos los que escribimos, y no es fácil encajar una mala crítica (sé de lo que hablo). El asunto es que, como hemos podido comprobar recientemente con la polémica video-reseña de Las chicas Britt, las críticas no siempre son buenas.
Obviamente, no me refiero a exponer los errores que se hayan podido cometer, me refiero a cuando esos comentarios están hecho con mala intención. Este es, en mi opinión, el caso del dichoso vídeo. El vídeo destila una intención de hacer daño envuelta en un manto de sinceridad (que no pongo en duda) que resulta vergonzosa. No sé si puedo valorar la intención de las creadoras del vídeo, realmente es algo que sólo pueden saber ellas, pero la sensación que me da es que no han tenido las más mínima intención de ser amables a la hora de exponer sus ideas. Hablo de una amabilidad entendida como el cuidado mínimo que se puede tener a la hora de hacer daño a alguien. Ellas saben que esas críticas, expuestas además de esa manera, pueden hacer daño a quien las recibe, y visto desde ahí, podrían haber sido más amables.
Antes de terminar, quiero decir que no es mi intención reavivar esta polémica (el número de visitas a mi web no augura que este contenido se haga viral), pero me apetecía dar mi opinión sobre este tema y creo que este momento, lejos ya del fuego de la batalla, es bueno para expresarla.
Desde mi libertad, he opinado (pido disculpas por ponerme cursi).
Yo estoy de acuerdo contigo. Las cosas se pueden decir de muchas formas. Y esta no era la acertada. Yo también vi ensañamiento e incluso maldad. Y si yo fuese la autora, hubiera dejado de escribir. También, añado que, si todas esas cosas que dicen en el video son ciertas, pensaría que tipo de editorial saca algo así. El video habla mal de todos los implicados.
Estoy de acuerdo contigo. Hay que saber entender las críticas y saber qué parte de razón puede haber en ellas. Y tienes que estar dispuesto a escuchar si quieres mejorar, aunque para ello haya que olvidarse un poco del tono de la crítica. En este caso, hay un equipo detrás que también debería analizar esas críticas, no solo la autora.
Me enteré de asunto por una red social. No llegué a ver el vídeo, leí las opiniones,algunas de gente en la que confío y no me apeteció verlo. Ahora acabo de verlo un poco a tramos y el tono que adoptan no me gusta nada, apelan a una profesionalidad y que se deben a los lectores. Desconozco el motivo por el que se han pasado de esta manera con la autora y con el libro. he visto tres pasajes y no me hace falta más, ese tono… esa falsa modestia.
Nos puede pasar a cualquiera, cuando haces algo público estás expuesto. pero si quieres vengarte de alguien, dale con una porra, metelo en un saco y hazle perrerías en el sótano.
JAJAJAJAJAJA!! Gracias por comentar, Ángel. Más o menos, estamos en la misma onda.